La normativa educativa española, en sintonía con el contexto europeo en el que estamos integrados, plantea el tratamiento de la comunicación audiovisual no sólo en materias específicas, sino en todas las materias de la Educación Secundaria Obligatoria. El sentido de esta decisión no es otro que la necesidad de multialfabetizaciones para atender a las demandas de la época que nos ha tocado vivir (Cope & Kalantzis, 2009). El contexto en el que se ha desarrollado “Recording Our Europe”, nos pareció el más oportuno y adecuado para lograr una alfabetización mediática y audiovisual entre el alumnado partícipe, máxime cuando es un objetivo a alcanzar en todo nuestro entorno educativo europeo.
Sin duda alguna, la cultura multimodal en la que nos encontramos inmersos en este siglo XXI, plantea nuevos desafíos en la educación. Se habla de una nueva alfabetización, ya no es suficiente dominar la alfabetización tradicional en lectoescritura (Cope & Kalantzis, 2009). Para los ciudadanos de nuestro siglo la existencia de un mundo con estilos de comunicación multimodal hace necesario incluir en los ámbitos educativos otras alfabetizaciones. Para Area, Gros y García- Quismondo (2008) estas nuevas alfabetizaciones serían: la alfabetización audiovisual para que los ciudadanos sean competentes en la producción y análisis del lenguaje audiovisual, la alfabetización tecnológica o digital, para el dominio de los recursos y lenguajes informáticos y la alfabetización informacional para el desarrollo de habilidades en la búsqueda, selección y reconstrucción de la información. Estas alfabetizaciones sumadas a la tradicional en lectoescritura, conforman una propuesta que se denominaría multialfabetización, como respuesta a las necesidades alfabetizadoras de nuestro siglo.
La multialfabetización requiere una conexión entre el diseño instruccional y los medios utilizados en el mismo. El vídeo desde su aparición ha demostrado ser un buen medio en la escuela para la alfabetización audiovisual (Ferrés I Prats, 1988 ; Nadal Martín & Pérez Celada, 1991; ). En la última década ha experimentado un resurgimiento en los contextos educativos gracias a varios factores que según Cabero (2005) son:
Sin duda alguna, la cultura multimodal en la que nos encontramos inmersos en este siglo XXI, plantea nuevos desafíos en la educación. Se habla de una nueva alfabetización, ya no es suficiente dominar la alfabetización tradicional en lectoescritura (Cope & Kalantzis, 2009). Para los ciudadanos de nuestro siglo la existencia de un mundo con estilos de comunicación multimodal hace necesario incluir en los ámbitos educativos otras alfabetizaciones. Para Area, Gros y García- Quismondo (2008) estas nuevas alfabetizaciones serían: la alfabetización audiovisual para que los ciudadanos sean competentes en la producción y análisis del lenguaje audiovisual, la alfabetización tecnológica o digital, para el dominio de los recursos y lenguajes informáticos y la alfabetización informacional para el desarrollo de habilidades en la búsqueda, selección y reconstrucción de la información. Estas alfabetizaciones sumadas a la tradicional en lectoescritura, conforman una propuesta que se denominaría multialfabetización, como respuesta a las necesidades alfabetizadoras de nuestro siglo.
La multialfabetización requiere una conexión entre el diseño instruccional y los medios utilizados en el mismo. El vídeo desde su aparición ha demostrado ser un buen medio en la escuela para la alfabetización audiovisual (Ferrés I Prats, 1988 ; Nadal Martín & Pérez Celada, 1991; ). En la última década ha experimentado un resurgimiento en los contextos educativos gracias a varios factores que según Cabero (2005) son:
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“La facilidad de manejo, reducción de los costes, amplitud de diferentes tecnologías que se pueden aplicar en un centro a un coste razonable, la facilidad con que permiten que puedan intercambiarse tanto productos como procesos videográficos, la convergencia en el mismo de diferentes tecnologías a un coste razonable: imágenes fijas, imágenes naturales, imágenes sintéticas, simulaciones, …Introducir con facilidad en los centros educativos tecnologías que nos permitan realizar con comodidad y calidad, todas las fases para la producción de un vídeo, diseño, producción, y postproducción; el intercambio de elementos entre los profesores para la realización de los elementos; y la facilidad de manejo, que permite que pueda ser utilizado con comodidad, tanto por profesores como por estudiantes”.
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Plantear esta multialfabetización en las escuelas, exige un compromiso desde diferentes esferas educativas, pero sin duda alguna una pieza clave es la formación del profesorado en todos estos códigos comunicativos de los nuevos medios. Ya en el año 2011, la UNESCO publicó un currículum para los docentes sobre la alfabetización mediática e informacional, AMI, que les permitiría tener un mayor conocimiento del papel de los medios de comunicación y de las tecnologías de la información en sus propias vidas y las de sus estudiantes (Wilson, 2012) con el fin de ser los catalizadores de esta nueva alfabetización.
Las nuevas variables que entran en juego para el uso del medio vídeo en la enseñanza también están relacionadas con la posibilidad de acercarnos a la cultura del alumnado que actualmente está en las aulas, los millennials o generación Y, y los de la generación Z. Estas dos generaciones están caracterizadas según Area, Borrás y San Nicolás (2015) porque “invierten diariamente muchas horas en actividades realizadas con estas máquinas: navegar por la web, mantener conversaciones en las redes, divertirse, leer y enviar correo electrónico, bajar ficheros de diversa naturaleza, elaborar videoclips... Pueden buscar información, comunicarse con otros sujetos, obtener recursos, jugar, descargar música o películas, publicar e intercambiar fotos o videos, etc.”
Ya en el año 2009 la Unión Europea, a través de su Parlamento, recomendó a los Estados miembros la puesta en marcha de una materia denominada «Educación Mediática» en los centros educativos. Y la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), también a partir de ese año, decidió incluir en el examen del informe PISA la evaluación de indicadores que midan las nuevas competencias digitales y audiovisuales que los alumnos de hoy han de poseer en una sociedad moderna y mediática . (Aguaded, 2009)
Como reflexionan Sánchez y Sandoval (2012): “La escuela ha de fomentar e impartir la educación en medios, la familia debe involucrarse en todo este proceso siendo consciente de que la mayoría de las personas asigna valores a los mensajes desconociendo la dinámica del medio, el lenguaje audiovisual y la intencionalidad que se esconde detrás de los contenidos”.
Estamos en la era de la multialfabetización, entendida ésta como «la adquisición y dominio de destrezas centradas en el uso personal, social y cultural de múltiples herramientas y lenguajes de representación como práctica social, y no solamente en las habilidades instrumentales de utilización de las distintas tecnologías» (Area, Gros & Marzal, 2008: 74).
Se nos presenta la oportunidad de desarrollar como docentes “pedagogías disruptivas” respecto al medio vídeo digital para dar respuesta a los nuevos retos educativos que tenemos por delante en el siglo XXI respecto a la multialfabetización.
Las nuevas variables que entran en juego para el uso del medio vídeo en la enseñanza también están relacionadas con la posibilidad de acercarnos a la cultura del alumnado que actualmente está en las aulas, los millennials o generación Y, y los de la generación Z. Estas dos generaciones están caracterizadas según Area, Borrás y San Nicolás (2015) porque “invierten diariamente muchas horas en actividades realizadas con estas máquinas: navegar por la web, mantener conversaciones en las redes, divertirse, leer y enviar correo electrónico, bajar ficheros de diversa naturaleza, elaborar videoclips... Pueden buscar información, comunicarse con otros sujetos, obtener recursos, jugar, descargar música o películas, publicar e intercambiar fotos o videos, etc.”
Ya en el año 2009 la Unión Europea, a través de su Parlamento, recomendó a los Estados miembros la puesta en marcha de una materia denominada «Educación Mediática» en los centros educativos. Y la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), también a partir de ese año, decidió incluir en el examen del informe PISA la evaluación de indicadores que midan las nuevas competencias digitales y audiovisuales que los alumnos de hoy han de poseer en una sociedad moderna y mediática . (Aguaded, 2009)
Como reflexionan Sánchez y Sandoval (2012): “La escuela ha de fomentar e impartir la educación en medios, la familia debe involucrarse en todo este proceso siendo consciente de que la mayoría de las personas asigna valores a los mensajes desconociendo la dinámica del medio, el lenguaje audiovisual y la intencionalidad que se esconde detrás de los contenidos”.
Estamos en la era de la multialfabetización, entendida ésta como «la adquisición y dominio de destrezas centradas en el uso personal, social y cultural de múltiples herramientas y lenguajes de representación como práctica social, y no solamente en las habilidades instrumentales de utilización de las distintas tecnologías» (Area, Gros & Marzal, 2008: 74).
Se nos presenta la oportunidad de desarrollar como docentes “pedagogías disruptivas” respecto al medio vídeo digital para dar respuesta a los nuevos retos educativos que tenemos por delante en el siglo XXI respecto a la multialfabetización.